Qué significa hacer las paces? Alguna vez llegamos a la paz interior?
Todo empezó a mis 11 años (incluso antes, pero no es el caso), entrada en la adolescencia, cuando las hormonas sexuales empezaban a correr como volcanes en mi cuerpo. En esa época viví una situación donde me sentí injustamente tratada y muy herida.
Ese momento de mi vida me marco de manera especial, dejó una herida muy profunda en mi corazón, perdí la confianza en mis guías, en mis autoridades. Ese momento decidió mi futuro, mi vida, mi forma de confrontarme con determinados temas, con las figuras de autoridad… etc. Ese instante fue demasiado doloroso para sentir y me desconecté del cuerpo para hacer más llevadera la realidad.
Me aislé y empecé a vagar sola, eso si, con mi inseparable bicicleta.
Esta situación dejó una huella en mi cuerpo, un patrón corporal que podía leerse en mi boca. A los 11 años cuando los caninos superiores erupcionan…
mi canino superior no erupcionó… se quedó aislado, fuera del grupo, anclado en el paladar y separado del resto de dientes por un amplio muro de hueso.
Mi canino adulto, un diente guía y protector nunca pudo ocupar su lugar…No encontró su camino, o no tuvo suficiente espacio para hacerlo, … y así el canino temporal (de leche) ocupó medio escondido esta posición.
Ese fue el principio de mi rol de Amazona luchadora y solitaria, y hasta ahora cada vez que unos determinados temas han entrado en mi vida… siempre he adoptado este rol.
Este rol me había ayudado y protegido de muchas situaciones, pero con él no he conseguido ni consigo cumplir algunos de mis deseos. Sigo anclada en esta niña que quiere ser mayor y no lo consigue y que está en continua lucha con las autoridades. Una guerrera AMAZONA, una REBELDE.
Pero tantas batallas perdidas sin sentido me han agotado.
Y una vez más la vida me sorprendió… una circunstancia a simple vista casual, se convirtió en una oportunidad para cambiar mi vida.
Así llegó una llamada de teléfono, el acontecimiento era vender una casa de la que yo apenas sabía nada. Mi madre me la dejó en herencia hacía 20 años y se quedó el usufructo, con lo cual era como si la casa no fuera mía.
La llamada era de mi madre, quería vender la casa.
Como un torbellino entré en un secuencia de acontecimientos propios de una tragedia griega. La venta abrió viejas heridas, competencias, rencores… Unas circunstancias a las que yo reaccionaba una y otra vez como siempre, sintiendome LA VICTIMA.
Impotente sin saber como salir de esta espiral de desencuentros, pedí una cita con mi coach… puedes ayudarme por favor? No puedo ver como yo provoco la situación ni cuanto daño estoy causando…
La cita fue dura por así decirlo y más dura la experiencia. Me ayudó a ver la otra cara de la moneda, la que yo no podía ver porque siempre miraba la situación desde la misma perspectiva…
Así me di cuenta de cuantas veces yo he sido irrespetuosa, arrogante, insolente tratando a mis autoridades. Así también pude entender el mundo de mis autoridades, como se sentían por dentro, qué les movía, cuales eran sus miedos y por qué reaccionaban como lo hacían …
Después de un mes de proceso, pude por fin hacer las paces, PEDIR PERDÓN por todo el daño que he hecho de forma inconsciente y DAR LAS GRACIAS por todo lo que me han dado.
Abrir esas heridas en mi vida me ha dado la posibilidad de sentir. Cuanto era pequeña y me pasaron estas circunstancias no tenía las herramientas ni el espacio para expresar lo que sentía. Desde entonces y después de bastante trabajo personal empecé a sentir las primeras emociones como odio y rabia, y ahora por primera vez podía sentir lo que había detrás … lo que el odio y la rabia estaban tapando y protegiendo…
Dolor, verguenza, impotencia, miedo y traición. Me quedé otra vez y nuevamente sola.
Y ahora en quien puedo confiar?
Todavía estoy en proceso, quiere decir que las químicas de las emociones todavía están por mi cuerpo.
Pero he aprendido una gran lección de mi Coach que he empezado a aplicar desde entonces:
“Luisa, Pon un freno a tus pensamientos y a tus palabras sin sentido, la mente no te ha servido para llegar donde tú has querido.
Ahora es el momento para sentir con el corazón.
Respira despacio, toma aire y llena todo tu cuerpo empezando por los pies, ves subiendo y llenando todos tus espacios y después ves sacando el aire despacio con la misma tranquilidad y lentitud incapaz así de mover la luz de una vela. Concéntrate en la respiración.”
Ahora empiezo a confiar en mi respiración y en mi misma.